Mesa A. El papel de Europa en el nuevo orden internacional: políticos y sociedad civil unidos y comprometidos por el liderazgo de Europa

Sesión II. España en Europa: ¿liderazgo o dependencia?

 

Presidente de Mesa

Félix Sanz Roldán. Secretario de Estado-Director del CNI (2009/2019)

Ponentes

Silvia Iranzo. Profesora de Economía y de Gobernanza Global en CUNEF. Secretaria de Estado de Comercio (2008/2010).

Luis de Carlos Bertrán. Presidente de IE Lawahead. Socio presidente de Uría Menéndez (2018/2022).

Ignacio Cosidó. Director General de la Policía (2012/2016).

Ramón de Miguel y Egea. Embajador de España. Secretario de Estado de Política Exterior y para la Unión Europea (1996/2004)

 

 

PUNTOS ESENCIALES Y CONCLUSIONES

 

Félix Sanz Roldán

  • Europa, en la actualidad, está todavía lejos de ser una idea perfectamente desarrollada.
  • De las 37 operaciones militares que ha llevado a cabo la UE, el 36% de los soldados que han participado llevaban la bandera española en su uniforme.
  • España debe reforzar claramente su reserva militar, hace falta una reserva muy fuerte, especialmente ante los últimos conflictos bélicos que estamos viviendo. Y que, para ello, y para resolver otras cuestiones paralelas, nadie mejor que los propios militares, que son los que realmente conocen todos estos temas.

 

Quiero comenzar recordando a Josep Piqué, su reciente y triste fallecimiento, para traer a colación una cita suya, directamente relacionada con el tema objeto de esta mesa. Decía Josep Piqué que «Europa es la mejor combinación de libertad política, de prosperidad económica y de cohesión social que el ser humano haya sido capaz de construir».

Sin embargo, nos encontramos ante la dificultad de que Europa está lejos todavía de ser una idea perfectamente desarrollada. En efecto, el nuevo orden internacional no está todavía definido, cambia y evoluciona constantemente: a un orden internacional le sigue otro, que a su vez, es remplazado por un tercero ya inusitada velocidad.  Lo que pretendemos muchos de nosotros es situar a Europa en el lugar que merece dentro de ese nuevo orden internacional que estamos viendo surgir actualmente.

 

Silvia Iranzo

  • En Europa lo hemos fiado todo a la transición energética, sin que resulte claro que lo vayamos a conseguir tan fácilmente. La UE debe por tanto hacer una revisión crítica de su autonomía estratégica, pues dependemos demasiado de otros países y potencias. Hemos de reforzar, entre otras cosas, nuestro liderazgo mundial.

 

Devolver a Europa al centro del panorama mundial, sobre todo en los asuntos económicos y comerciales no es imposible, pero va a requerir de un esfuerzo extraordinario.

Los comienzos de Europa en pos de un mercado único han sido bastante exitosos, rematados por la moneda única, que, no obstante, hubo de ser rescatada tras la crisis soberana del euro mediante aquellas famosas veintidós palabras pronunciadas por Mario Draghi en el año 2012, que desde entonces siguen de alguna manera sosteniendo a nuestra moneda.

El mercado y la moneda únicas europeas no son especialmente problemáticos, se han implementado de una manera correcta y exitosa. ¿Faltan avances en la unión monetaria? Sí, siguen faltando cosas, pero se ha avanzado, por ejemplo, mucho con los Fondos Next Generation Plan, cuyos recursos financieros en forma de bonos se emiten ya con la garantía colectiva de la Unión Europea.

Falta por ejemplo una unión bancaria europea, con un Fondo de Garantía de Depósitos europeo, pero países como Alemania se oponen, pues no terminan de fiarse de los bancos del sur de Europa (es el caso de España, por ejemplo, por su baja ratio capital-solvencia). Faltaría también por ejemplo una unión fiscal, que veo muy difícil de alcanzar por el momento, pues supondría muy importantes renuncias individuales de los Estados miembros.

Como éxitos europeos, hablare de la política comercial de la UE: actualmente la UE es la primera potencia comercial del mundo, y de hecho tiene suscritos más de 77 acuerdos comerciales con el resto del mundo. Pero al mismo tiempo, la UE ha “muerto de éxito”, ha querido incluir demasiadas cosas en sus tratados (derechos humanos, laborales, aspectos medioambientales, etc.), que ha provocado que la firma de tratados se haya paralizado prácticamente. De hecho, el último gran tratado suscrito, Mercosur, no está todavía ratificado.

¿Qué le ha pasado realmente a Europa en los últimos años? En 1980, el PIB europeo representaba el 30% del PIB mundial. Actualmente, es únicamente el 15%. Sí es cierto que hemos crecido, pero mucho menos que otros países o regiones, como China (que precisamente en 1980 representaba el 1% del PIB mundial, mientras que ahora mismo es el 18%) o Estados Unidos, que si bien ha perdido igualmente peso en dicho PIB mundial, no lo ha hecho de manera tan relevante (ha pasado del 40% al 24%).

La UE, y Estados Unidos, han delegado, sobre todo en China, la producción de demasiados mercados estratégicos: toda la producción de paneles solares, el procesamiento de litio para las baterías de los coches eléctricos… ¿transición energética? sí, deberíamos alcanzarla. pero, aunque nos estamos independizando de Rusia respecto a los combustibles fósiles, nos vamos a poner en manos de China respecto a la producción de tales paneles solares y baterías eléctricas. Un ejemplo muy representativo: el 97% de las obleas de sílice que se producen en el mundo proceden de China.

Y no nos hemos dado apenas cuenta de que China, precisamente para producir todo aquello, ha incrementado muy sensiblemente la utilización de recursos fósiles (no sostenibles) en su industria (sobre todo, carbón). En los últimos tiempos, de hecho, China ha incrementado su producción eléctrica a base de carbón entre un 8% y un 10%. Parece por tanto que nos estamos haciendo «trampas al solitario».

¿Cuáles son los principales desafíos a futuro de la UE? Fundamentalmente tres. El sistema de comercio de emisiones, que es muy caro y que no existe en otros países; el Inflation Reduction Act (IRA) estadounidense, mediante el que EE. UU. va a conceder subvenciones por importe de 400.000 millones/USD para la producción de energías renovables y vehículos eléctricos, que no existe en Europa; el coste de la transición energética en la UE, que va a ser enorme (1,2 billones anualmente). Lo hemos fiado todo a esta transición, sin estar del todo claro que lo vayamos a conseguir tan fácilmente.

 

Luis de Carlos Bertrán

  • Los principales problemas y desafíos a los que se enfrenta la UE en la actualidad no tienen su origen en causas de índole jurídica o regulatoria, sino más bien de voluntad y coordinación.
  • Las más recientes previsiones indican que en los próximos 25 años África doblará su población, lo que va a representar un enorme reto y presión para Europa, por la tendencia migratoria hacia nuestro continente que se producirá como consecuencia de tal crecimiento demográfico.

 

Vivimos en una época en la que el peso de la UE en el contexto global es cada vez menor, especialmente en el ámbito demográfico y económico. Como dato paradigmático: a principios del siglo XX, la población europea representaba el 25% de la población mundial, y hoy en día ese porcentaje representa únicamente el 7%, porcentaje que probablemente seguirá descendiendo en el futuro. Lo mismo sucede con las cifras del PIB mundial y la participación europea en el mismo, que cada vez se va reduciendo más.

Con estos antecedentes, la invasión rusa de Ucrania supone un reto aún mayor para la UE. Hemos vivido una época de globalización desde la caída del muro de Berlín, en la que parecía que el mundo se encaminaba hacia la paz. La agresión rusa, en este sentido, ha supuesto un gran jarro de agua fría para estas perspectivas.

Quiero hacer mención a una reciente intervención de Josep Borrell, en la que señalaba que durante estos últimos 30 años la Unión Europea (el crecimiento europeo) había seguido una política basada en la energía barata que importamos de Rusia, en un gran mercado como el chino de productos y materias primas, y en unas políticas y medidas de seguridad y defensa pagadas por EE. UU.. Para minimizar estas dependencias, Europa debe plantearse su entrada en otros mercados alternativos (por ejemplo, Mercosur), favorecer las energías renovables (campo en el que España puede desarrollar una posición de liderazgo), e implementar unas políticas de seguridad y defensa propias.

Gran parte de estos problemas y de estos desafíos no son de índole jurídica ni relacionados con los tratados, que en principio deberían permitir a los Estados miembros llegar tan lejos como quisieran. Realmente el problema es que todas estas decisiones deben adoptarse por unanimidad en el seno del Consejo europeo, de lo que se desprende que no es tanto un problema de regulación o de recursos, cuanto de voluntad y coordinación.

 

Ignacio Cosidó Gutiérrez

  • Para hacer frente a la complicada situación mundial actual, Europa necesita (i) una política común de seguridad y defensa (EE. UU. ya ha dicho que no va a seguir sufragando la seguridad europea), y (ii) al mismo tiempo, reforzar nuestras alianzas (especialmente la alianza atlántica, pero también por ejemplo con América Latina y África), pues hoy en día muchos países ven a la UE con recelo y desconfianza, y prefieren aliarse con China u otros países.
  • Ni España, ni el resto de los países miembros de la UE, están actualmente preparados para un conflicto de alta intensidad.

 

El gran reto actual de la UE consiste en pasar de ser una potencia geoeconómica a ser una potencia geopolítica, lo que se antoja ciertamente complicado.

Vamos hacia un mundo más peligroso, y en este sentido estamos afrontando tres grandes cambios: (i) competencia creciente entre las grandes potencias; (ii) quiebra del orden liberal internacional, que ha regido en Europa occidental durante muchos años, y que se basaba en el cumplimiento de normas y en el respeto a las instituciones, lo que ya no sucede con tanta frecuencia (ahora parece que impera la fuerza y se ha producido una crisis del multilateralismo); (iii) crisis de la globalización, vamos hacia una globalización distinta…

Para hacer frente a esta situación, Europa necesita (i) una política común de seguridad y defensa, EE. UU. ya ha dicho que no va a seguir sufragando la seguridad europea, y (ii) al mismo tiempo, reforzar nuestras alianzas especialmente la alianza atlántica, pero también por ejemplo con América Latina y África, pues hoy en día muchos países ven a la UE con recelo y desconfianza, y prefieren aliarse con China u otros países.

Y para finalizar, una pincelada sobre España: no puede ser que nuestro presupuesto y nuestra aportación militar sean tan bajos respecto a la media de los países de la OTAN y de la UE.

Y, además, considero que Europa debe mirar más hacia el sur de Europa. Por ejemplo, España está presente militarmente en muchas misiones, y el resto de Europa no presta suficiente atención a los países del Sur.

 

Ramón de Miguel y Egea

  • La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto que la UE carece en la actualidad de una auténtica política de defensa capaz de garantizar la integridad de su territorio. Esta política, por el contrario, está concebida para el mantenimiento de la paz y la prevención de conflictos fuera de la UE, muchas veces incluso en territorios lejanos. En este sentido, la UE no tiene actualmente un instrumento capaz de defender su integridad territorial ante posibles agresiones de países limítrofes.

 

La política europea de seguridad y de defensa nace con el mismo concepto de la Comunidad Europea. De hecho, esta política fue la protagonista en 1952 del segundo gran tratado europeo, tras el Tratado sobre el Carbón y el Acero (CECA), mucho antes que el Tratado de Roma de 1957. Pero fue lamentablemente vetado por Francia en su Asamblea, y no llegó a nacer. A partir del Tratado de Maastricht se retoma esta cuestión, que continúa desarrollándose en los sucesivos Tratados, hasta consolidarse en el de Lisboa de 2009.

Actualmente, va a iniciarse la Presidencia española de la UE, que coincide con la etapa más difícil de la historia de la UE en materia de defensa, motivada por la invasión rusa de Ucrania. Esta invasión ha puesto de manifiesto que la UE carece en la actualidad de una auténtica política de defensa capaz de garantizar la integridad de su territorio, entre otras razones, porque Europa no ha tenido hasta hoy en día ninguna amenaza significativa para su estabilidad e integridad territoriales. Esta política, por el contrario, está concebida para el mantenimiento de la paz y la prevención de conflictos fuera de la UE, muchas veces incluso en territorios lejanos.

El Tratado de la UE prevé que pueda llegarse a una definición progresiva de una política común de seguridad y de defensa, siempre y cuando el Consejo Europeo esté de acuerdo por unanimidad. Y es precisamente esta necesidad de unanimidad lo que hace que haya dudas de que esta política vaya finalmente salir adelante.

Parece, por tanto, que la Unión Europea ha renunciado expresamente a tener una verdadera política de seguridad y de defensa. La única “apertura” viene dada por el artículo 42.7 del Tratado, que establece una obligación a los Estados Miembros en el sentido de que, si uno de ellos es atacado en su integridad territorial, el resto deberán contribuir a su defensa. Pero este artículo está dirigido a los Estados miembros, y no a la Unión Europea como tal, en su conjunto.

En definitiva, no tenemos una política común de defensa y de seguridad, por una serie de motivos contingentes. Entre ellos, por ejemplo: esta política está planteada para operar fuera de los territorios de la Unión Europea; no se prevé la existencia de un ejército europeo como tal, son los ejércitos de los distintos Estados Miembros los que se contemplan; los gastos operativos (armamento, ejército…) no los paga la propia Unión, sino que han de ser pagados por cada Estado miembro; etc.

Como ejemplo muy gráfico de la inoperancia de esta política de defensa, si hoy Rusia atacara e invadiera Letonia, o Argel hiciera lo mismo con Francia, la UE no tiene actualmente un instrumento capaz de defender su integridad territorial ante estas agresiones de países limítrofes.

 

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BULLET POINTS

  • Hacia una política europea de defensa común y creación de un ejército europeo.
  • ¿Cuáles serán las consecuencias de la guerra de Ucrania en las diferentes políticas europeas de futuro?
  • La Unión Europea en la OTAN: ¿un bloque dentro de un bloque?
  • Redefinición de las alianzas europeas con los Estados Unidos.
  • Nueva política de alianzas con China, India, Latinoamérica y África.
  • ¿Qué haremos con las relaciones con Rusia?

 

Sociedad Civil Ahora

La Asociación Sociedad Civil Ahora es una entidad constituida en 2018, que integra a un amplio conjunto de organizaciones e instituciones de reflexión, pensamiento y acción de la sociedad civil en torno a un proyecto común de mejora y renovación de España. Su misión es la de colaborar de manera leal, comprometida y responsable con los poderes públicos, las principales fuerzas políticas y el conjunto de la ciudadanía en el análisis, valoración y propuesta sobre cuestiones que afectan al bien común y al interés general de España.